El francés dibuja una fantasía muy similar a la del ’14’ en Riazor hace una década, que él mismo aprovecharía para el gol.
Benzema se guardó en Cornellá otra página de los goles más bellos de la historia del Real Madrid. No lo marcó él, pero dio igual. Como aquella noche que se rompió el cielo sobre el Manzanares, donde bailó bachata con tres fornidos centrales de Simeone, ayer suya fue la asistencia. Tres cuartos de gol de Casemiro para dar un triunfo que despega al líder de su perseguidor en dos puntos más el goal average. Es decir, que podría permitirse un empate en las seis jornadas que faltan, siempre que el Barça lograra hacer el pleno.
El delantero de Lyon entró en el ranking de los mejores taconazos blancos, compitiendo con uno que aprovechó él mismo, en Riazor (2010), cuando Guti miró por el retrovisor para encontrar el gol no de frente sino a su espalda. Allí apareció Benzema, igual que ayer lo hizo Casemiro. El ahora entrenador dibujó también una delicia similar para romper la defensa del Sevilla en el Bernabéu, algunos años antes. ¿El beneficiado entonces? Zinedine Zidane.