Simeone, Costa y el gafe del Camp Nou: «No tenemos suerte aquí»

GRAF082. BARCELONA.- El entrenador del Atlético de Madrid, Diego...

Tal vez sean las vibraciones que emite el césped del Camp Nou. No hay otra manera de explicar lo que le ocurre a Diego Costa cada vez que pisa el césped del Barcelona. Porque la coartada del vudú por parte de alguien del público, ayer quedó descartada. Hace un año, fue expulsado a los 28 minutos por los insultos que Gil Manzano registró en el acta. Y en 2014, cuando el Atlético se jugaba la vida, se marchó entre lágrimas con una lesión que le apartó de la final de Lisboa.

Complicado superar el listón. Pero en apenas 20 minutos, como mínimo, Costa hizo méritos para igualarlo. Sin querer, tratando de despejar un centro lateral, sorprendió a Jan Oblak y adelantó al Barcelona. Y sin querer, faltaría más, perdonó un lanzamiento de penalti frente a Ter Stegen. Al menos, el VAR concedió una segunda oportunidad a su equipo, porque detectó que el meta alemán se había adelantado. La zurda de Saúl alivió las penas del delantero, que lanzó un resoplido al ver que sus errores habían tenido solución, tras el abrazo con el centrocampista.

No bajó el pistón Costa en busca de ese primer gol al Barcelona en el Camp Nou. Porque en su larga carrera, sólo había marcado un tanto al conjunto azulgrana. Lo hizo en el Wanda, la temporada pasada, justo antes de la primera de sus dos temporadas. Y con su cabeza, en el arranque del segundo acto, pudo haber completado su redención. Como tantas otras veces, le faltó precisión. Como tantas otras veces, buscó en el cielo una explicación para lo inexplicable. Antes de marcharse, tras 75 minutos, y dejar su lugar a Morata, recibió una tarjeta amarilla por una dura entrada al chaval Riqui Puig.

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