Benzema abre el cielo con el tacón

La Liga Santander - Espanyol v Real Madrid

Si por algo merece la pena seguir admirando este fútbol tan extraño nacido en tiempos de pandemia es por jugadores como Karim Benzema. No hay gesto suyo que no desborde la emoción propia de quien se enfrenta al arte. Inteligencia y plasticidad. Características que quedan entrelazadas en un futbolista muchas veces incomprendido, juzgado durante años por la aleatoriedad del gol. Algo que a él siempre le trajo sin cuidado, siempre y cuando pudiera seguir reivindicando su obra en silencio. [Narración y estadísticas (0-1)]

Para la historia de la Liga, tal y como ocurriera hace una década con Guti en Riazor, quedará la caricia de tacón de Benzema en Cornellà. Y también el gesto de incredulidad de Bernardo, que nunca hubiera imaginado que el francés encontraría salida alguna al encierro al que pretendía someterlo en el área. La pelota pasó entre piernas convertidas en estacas. Una genialidad aprovechada por Casemiro para arrimar al Real Madrid al título y deprimir aún más al Barcelona.

No podía ser el Espanyol, moribundo y a diez puntos ya de la utópica salvación, el equipo que auxiliara a su rival ciudadano. Bastante tenía el club blanquiazul con preguntarse sobre las consecuencias fatales de su malditismo, idóneo hábitat natural para esa deficiente gestión institucional y deportiva que arrastrará al club a Segunda 27 años después. El empresario juguetero Chen Yansheng ha sido auxiliado por consejeros áulicos incapaces de advertirle sobre la inutilidad de ir descabezando banquillos de madrugada.

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